domingo, 9 de enero de 2011

Reflexiones.

Quizás, muchas veces nos hemos preguntado por esa palabra que ansia todo el mundo en su vida, como es la 'felicidad'. También, cómo la podríamos obtener o cómo poder mantenerla. Ciertamente, es una verdadera incógnita poder contestar a estos porqués.

Cada vez que mi mirada se cruza con la tuya es algo tan especial que no sabría definirlo con tanta precisión o exactitud como realmente quisiere. Conviertes todo aquello que tocas en esa felicidad que todos deseamos y, que sobre todo, yo deseo. Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, y cierto es, a simple vista se ejemplificaría en 'nosotros'; como también dicen que uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Tú, me estás demostrando día tras día que has aprendido la lección o, que al menos, la estás aprendiendo. Nada me promete que contigo cambie, pero recuerdo aquellas palabras que me dijiste una vez haciendo referencia a que si no se arriesga en esta vida de nada servía el resto. Tú has arriesgado, y eso me enloquece. Me enloquece el mero hecho de saber los esfuerzos que estás llevando a cabo por estar a mi lado.

Pienso todas las noches en lo bien que puedo sentirme cuando compartimos momentos, una comida, un helado, un paseo, o simplemente una cogida de mano en mitad de la calle ante la inquietante mirada de la gente. Quiero que todo esto y este nuevo comienzo dure el máximo cupo de tiempo posible, ya que todo momento vivido haces que supere al anterior cuando te miro, cuando te acaricio, te beso o simplemente respiro.

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