domingo, 9 de enero de 2011

Luna llena.

Hacía tiempo que no tenía esta sensación. El calor hace que duerma con la ventana abierta de par en par. Entonces, apago la luz y la luz sigue allí. Se ha colado por la ventana una luz descarada que viene de la cara iluminada de la luna. Simplemente sonrío, me acuerdo de tí. Cierro los ojos y dejo que la luz acaricie mi cuerpo. Me abrazo a la almohada imaginando que eres tú y una lágrima de felicidad se escapa de mis ojos. Sonrío de nuevo, como sólo tu me has visto sonreír y me dejo abrazar por la luz que no quema de la luna. Y me dejo abrazar por la tranquilidad por la atracción de la plenitud de tu blancura.

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